¡Tu carrito está actualmente vacío!
¿Quién no ha soñado alguna vez con el día de su boda? Yo también. Desde pequeña imaginaba ese momento lleno de magia, amor y detalles bonitos. Pero lo que nunca imaginé es que mi propia boda cambiaría por completo el rumbo de mi vida.
Después de vivir ese día tan especial y volver a mi rutina y a mi trabajo de siempre, algo dentro de mí se sintió vacío. Como si de repente nada tuviera el mismo sentido. Había vivido una experiencia tan intensa, tan bonita y tan llena de propósito… que volver a lo de antes ya no me llenaba. Y ahí empezó a despertarse una idea que no pude ignorar.

Cuando empecé a organizar mi boda, estaba llena de ilusión. Me encantaba soñar despierta con cada detalle: los colores, la decoración, la música, las flores… ¡me lo tomé como un proyecto muy personal! Pero también viví de cerca lo que nadie te cuenta: la carga mental, las mil decisiones, las dudas, el miedo a que algo no saliera bien…



Aun así, disfruté muchísimo del proceso. Me entregué al 100%. Y cuando llegó el gran día… fue pura magia. Una de esas experiencias que se graban en el corazón para siempre.
Lo más curioso es que no solo me llevé recuerdos preciosos, sino también una revelación: organizar bodas me apasionaba. Me di cuenta de lo feliz que me hacía cuidar de cada detalle, pensar en la experiencia de los invitados, crear algo único para alguien. Sentí que ahí había algo más que un simple evento.
Hasta ese momento, trabajaba en la empresa familiar. Un entorno estable, conocido, con un sueldo fijo y una rutina segura. Pero mi corazón me pedía otra cosa. Me pedía comenzar desde cero, formarme, reinventarme, y ayudar a otras personas a vivir el día más bonito de sus vidas.
Así que tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: dejarlo todo para empezar mi camino como wedding planner. No fue fácil. Hubo miedo, incertidumbre y muchas dudas. Pero también hubo motivación, pasión y unas ganas inmensas de crear algo con alma.


Así nació Pink Road Eventos. Un nombre que representa todo lo que soy: mi color favorito, y un camino que aunque no siempre es perfecto, lo recorremos juntas, paso a paso, para hacerlo bonito, sencillo y lleno de amor.
Desde el principio supe que no quería ser “una organizadora de bodas más”. Quería acompañar a cada pareja como me hubiera gustado que me acompañaran a mí: con cercanía, profesionalidad, cariño y calma. Implicándome como si fuera su mejor amiga, pero también con la seguridad de saber que todo saldrá bien porque hay alguien detrás cuidando cada detalle.
Hoy me siento agradecida de poder dedicarme a lo que me hace feliz. Cada historia de amor que confía en mí es un regalo. Y aunque haya pasado tiempo desde mi propia boda, sigo viviendo cada una con esa misma ilusión, como si fuera la primera.


Si estás empezando a organizar tu gran día y te sientes abrumada o simplemente quieres disfrutar el proceso sin estrés… estoy aquí para ayudarte. Porque sé lo que se siente. Porque he estado ahí. Y porque quiero que tú también recuerdes tu boda como una experiencia inolvidable, de principio a fin.
Con cariño,
Estefanía del Árbol – Pink Road Eventos